Construido en 1864 por un diplomático ruso, The Peninsula París fue durante 36 años la residencia oficial de Isabel II en su exilio tras el éxito de la Revolución Gloriosa. La soberana, acogida en 1868 por Napoleón III y su esposa, Eugenia de Montijo, rebautizó el hotel Basiliewski con el nombre de palacio de Castilla y lo convirtió en su hogar, en el que vivió hasta su muerte en 1904.
Cuatro años después del fallecimiento, en 1908, el palacio abriría sus puertas, ahora como hotel Majestic, hospedando a lo más selecto de la sociedad europea, hasta que el estallido de la Primera Guerra Mundial alteró su plácida existencia. Se transformó en hospital durante algunos meses y posteriormente reanudó la actividad hotelera acogiendo de nuevo a cientes de todo el mundo. Entre ellos, corresponsales de guerra como Azorín, que desde aquí escribió algunas de sus crónicas.
La ocupación nazi en el transcursos de la Segunda Guerra Mundial acabó definitivamente con el hotel, que pasó a ser entre 1940 y 1944 la sede de la comandancia militar alemana. El fin de la contienda lo convierte primero en las oficinas centrales de la Unesco en la capital y posteriormente en el centro de conferencias internacionales de la diplomacia francesa. Y es precisamente aquí, en el salón que actualmente ocupa el bar Kléber, donde se fraguaron numerosos pactos. Uno de los más célebres, sin duda, la firma en 1973 de los históricos acuerdos de paz de París, negociados por Henry Kissinger, que pusieron punto y final a la Guerra de Vietnam. Reservar aquí