París amaneció vibrando al ritmo de tambores, aviones supersónicos y pasos marciales. La tradicional Fiesta Nacional Francesa, celebrada cada 14 de julio, volvió a reunir a miles de personas en las calles para rendir homenaje a los valores republicanos y a los héroes de ayer y de hoy.
Desde las 10 de la mañana, los Campos Elíseos se transformaron en una pasarela militar de honor. Más de 7 000 soldados, miembros de la Gendarmería, Bomberos de París y de la Legión Extranjera desfilaron con precisión frente a autoridades, embajadores, invitados y una multitud que ondeaba banderas tricolores.
Uno de los momentos más emblemáticos fue el paso de la Legión Extranjera, cuyos miembros marchan con un paso más lento y portan hachas y delantales de cuero, una tradición que evoca a los pioneros que despejaban caminos para el ejército.
El presidente Emmanuel Macron presidió la ceremonia y participó en el encendido simbólico de la llama del Soldado Desconocido bajo el Arco del Triunfo.
Este año, Indonesia fue el país invitado de honor, representado por su presidente, Prabowo Subianto. Una delegación de músicos tradicionales indonesios con tambores gigantes aportó una nota exótica y culturalmente rica al evento.
Además, desfilaron tropas de Finlandia, Bélgica y Luxemburgo, destacando la colaboración europea y la proyección internacional de esta fecha.
La Patrouille de France, escuadrilla acrobática del ejército del aire, sobrevoló la avenida dejando en el cielo estelas de humo azul, blanco y rojo. También participaron aviones de combate Rafale y helicópteros militares, lo que emocionó al público.
En un momento inesperado, un jinete de la Guardia Republicana cayó de su caballo, pero se levantó de inmediato y recibió aplausos del público. Afortunadamente, tanto él como el animal resultaron ilesos.
A las 11 p. m., comenzó el show de fuegos artificiales y drones, con una temática centrada en la biodiversidad, el cambio climático y la diversidad cultural. La coreografía aérea iluminó el cielo de París durante más de 20 minutos.
Durante su discurso, Macron reafirmó el compromiso de Francia con la defensa y la seguridad, anunciando un incremento del presupuesto militar hasta alcanzar los 64 000 millones de euros en 2027. También subrayó la importancia de la soberanía europea frente a amenazas como la guerra, el terrorismo y los ciberataques.
Más de 65 000 agentes de seguridad fueron desplegados en todo el país, con 11 500 solo en París. El ambiente fue festivo pero muy controlado.
Como es tradición, bomberos y alcaldías organizaron los populares “Bals des Pompiers” la noche del 13 y también el 14. Familias, turistas y locales compartieron música, comidas y bailes en plazas y estaciones de bomberos en todo el país.
Uno de los momentos más conmovedores fue la condecoración de Gisèle Pelicot, activista por los derechos de las mujeres, con la Legión de Honor. También se rindió homenaje a voluntarios y ciudadanos que han servido en causas sociales, mostrando que el 14 de julio no es solo un desfile, sino un símbolo del compromiso con los valores republicanos: libertad, igualdad, fraternidad.
La Fiesta Nacional Francesa de este 2025 demostró que, más allá de la tradición militar, Francia sigue siendo una nación que celebra la diversidad, el arte, la solidaridad y la memoria histórica.
Entre tambores asiáticos, discursos políticos, fuegos artificiales y valses populares, el país se regaló un día para recordar su Revolución… y proyectarse hacia el futuro.
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